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2. Definición del proceso enfermero

La evidente preocupación de enfermería en términos de profesionalización conlleva la necesidad de transformar los conocimientos existentes en científicos, para alcanzar un cuerpo de conocimientos propio. Todo ello comporta la utilización del método científico; a partir del cual surge el PAE como una herramienta de trabajo que permite aplicar el método científico a la disciplina enfermera. Para poder realizar un adecuado uso y optimizar el rendimiento que del PAE se debe obtener, se requiere de una base conceptual sólida. Esta última conlleva la adquisición de un cuerpo de conocimientos sobre los modelos y teorías de enfermería como base epistemológica y ontológica del cuidado (Luis Rodrigo, 2013).

A lo largo de este medio siglo ha sido numeroso el colectivo que ha tratado de definir el PAE (Deiminger, Fehlau, Kneedler, Yura y Walsh, Griffin, etc.). Desde una perspectiva práctica se reflexiona brevemente sobre las más actuales. En la definición de Alfaro (1997) se describe el PAE como un “[…] método sistemático y organizado de administrar cuidados individualizados que se centra en la identificación y tratamiento de las respuestas únicas de la persona o grupos a las alteraciones de salud reales o potenciales” se aprecia como Alfaro no hace alusión a problemas sino a respuestas únicas, lo que recoge cualquier situación de la persona que pueda experimentar en relación con su salud.

Phaneuf (1999) en su definición incorpora el proceso de pensamiento crítico que implica el PAE, perfilándolo como “proceso intelectual y deliberado, estructurado con arreglo a una serie de etapas ordenadas lógicamente, que se utilizan para planificar unos cuidados personalizados dirigidos al mayor bienestar de la persona cuidada”. Entre las más recientes, Benavent, Camaño, Cuesta (1999) lo definen como “el instrumento básico del trabajo enfermero, que nos permite actuar con método adaptándonos a cada sujeto (entendido como individuo o grupo), generando una información básica para la investigación enfermera”.

Con las definiciones y su respectiva reflexión, adaptándola al momento actual de desarrollo de la enfermería, se propone la siguiente: Instrumento metodológico que, junto con una base conceptual y la aplicación del pensamiento crítico, permite alcanzar un cuidado de calidad, de cuya aplicación se derivarán nuevos conocimientos para la investigación hacia el desarrollo profesional y disciplinar.

Desde una perspectiva teórica, el PAE se explica en cinco etapas: valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. En algunos manuales de referencia es posible encontrar la primera y segunda etapas como una sola, siendo el diagnóstico la conclusión de la valoración. Sin embargo, debido a la importancia del diagnóstico, se considera como una etapa separada, con intención de facilitar la comprensión. Conviene resaltar que cada una de las etapas comporta un conjunto de acciones que configuran un proceso en sí mismo conectado e interrelacionado. Dicho proceso se aplicará sobre una persona, cuidador, familia, grupo o comunidad2.

2.1. Características

Distribuir la metodología de atención en enfermería en etapas es un ejercicio puramente teórico, con finalidades de enseñanza-aprendizaje. Su aplicación práctica hace que todas y cada una de ellas se solapen y estén interrelacionadas de manera simultánea; con imposibilidad de ser consideradas como elementos aislados ni secuenciales. Obviamente, si se ha definido como una herramienta, necesita de unas instrucciones de uso que vendrán dadas por una teoría/modelo conceptual (véase capítulo Teorías y Modelos en Enfermería) que dotarán de sentido al producto final: el cuidado.

Saber aplicar el PAE correctamente conlleva entender sus características, las cuales capacitan a los profesionales de enfermería para poder prestar cuidados a la persona en constante cambio (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010; Berman, et al. 2008; Phaneuf 1999); siendo consideradas como atributos que le confieren utilidad (Fernández, 2008). Resumiendo la información de distintos autores, las características del PAE son:

  • Proceso sistemático. El PAE parte de un planteamiento preestablecido y estructurado sobre el que se realiza la intervención práctica directa o indirecta (véase Determinación de las intervenciones/actividadesen la etapa de planificación). Esto agiliza el pensamiento y la acción enfermera, previniendo que haya aspectos que no se aborden o pasen por alto (Fernández, 2008).
  • Proceso cíclico y dinámico. El PAE conlleva un conjunto de acontecimientos que se repiten de forma regular y está en continuo cambio en el tiempo, por la naturaleza misma del receptor de los cuidados (Fernández, 2008; Phaneuf, 1999).
  • Proceso flexible. El PAE se adapta a las necesidades particulares de la persona (Phaneuf, 1999).
  • En el PAE la persona es el centro en torno al cual se articula el proceso. Es por ello, que el plan de cuidados adaptado a las respuestas humanas valoradas y diagnósticos enfermeros se organiza en un modelo de atención centrado en la persona y no en los objetivos de enfermería. Esto implica la consideración de la persona como un sujeto activo en el cuidado, a diferencia del modelo funcional en el que las tareas se organizan por roles profesionales y la persona es un agente pasivo del proceso (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).
  • Proceso interactivo e interpersonal. Característica derivada de la anterior, pues el PAE lleva implícito un proceso de comunicación continua con el receptor del cuidado y las personas de su contexto (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010; Berman, et al., 2008; Phaneuf, 1999).
  • Proceso colaborativo. La atención de calidad implica un trabajo interdisciplinar.
  • Proceso de toma de decisiones. El PAE implica que enfermería debe utilizar el proceso de pensamiento y razonamiento crítico; sumado a la creatividad. La información que se valora de cada situación demanda unos cuidados específicos y únicos, que hacen que la enfermería deba aplicar todo un conjunto de habilidades, actitudes y conocimientos que implican la toma de decisiones clínicas (Berman, et al., 2008). En el texto de Berman, et al. (2008, pp. 179) se ejemplifican diferentes habilidades del pensamiento crítico en el PAE.
  • Además de por sus características, lo que más define la interconexión entre las etapas del PAE es la retroalimentación existente entre ellas. Todo lo que le ocurre al receptor del cuidado supone una interacción entre todas las etapas, cualquier pequeño cambio en alguna de ellas, repercutirá involuntariamente sobre las otras. Este punto se comprenderá mejor una vez finalizado el capítulo, estudiada la materia y se añada práctica y experiencia (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010; Fernandez, 2008).

2.2. Ventajas

Las características del PAE confieren un conjunto de ventajas que de algún modo se han mencionado en las características.

Favorece la continuidad en el cuidado, ya que se trabaja sobre las situaciones cambiantes de la persona, sin tener que empezar siempre de cero, modificando las decisiones en función de las repuestas de la persona (Fernández, 2008).

Incluye a la persona como autónoma y activa en el proceso de cuidado, participando en la toma de decisiones para su propia salud. Esto facilita la participación y responsabilidad de la persona en contraposición a modelos de atención autoritarios, dogmáticos, que en el momento actual quedan más en desuso (Fernández, 2008).

Confiere autonomía a la profesión, es decir, ayuda a que enfermería identifique sus responsabilidades específicas con respecto a otras profesionales, demostrando de esta manera la necesidad de su trabajo en la sociedad (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).

Favorece la investigación, puesto que gracias a dicha herramienta se posibilita mejorar en el cuidado y el trabajo de forma estructurada sirviendo de base para el crecimiento y desarrollo profesional y disciplinar (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).

Mejora la calidad del cuidado; en términos de eficacia y eficiencia, puesto que se considera a la persona en su totalidad e individualidad, desde una perspectiva holística (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010; Fernández, 2008).

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