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4. Diagnóstico

El diagnóstico surge de la necesidad de etiquetar las respuestas humanas identificadas en la persona. Si se compara el PAE con el método científico, el diagnóstico equivaldría a la segunda etapa, la formulación de hipótesis (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).

Las primeras alusiones al término diagnóstico en enfermería surgieron en la década de los 50 con las investigaciones de Louise MacManus (1950), Vera Fly (1953), Gertrude Hornug (1956) y Faye Glenn Abdellah. En la década de los 70 fueron Kristine Gebbie y Mary Ann Lavin quiénes reconocieron la necesidad de crear un sistema de clasificación de los diagnósticos de enfermería, manifestando su interés en la I Conferencia Nacional de Clasificación de los Diagnósticos Enfermeros en EE. UU. en 1973, en la St. Louis University School of Nursing, Missouri. Estas conferencias realizadas con una periodicidad bianual suscitaron en 1982, la necesidad de crear la North American Nursing Diagnosis Association (NANDA). A partir de aquí se sucedieron las discusiones relacionadas con la estructura y organización de las taxonomías, así como la utilización y validación de los diagnósticos enfermeros. La teórica Callista Roy fue una de las pioneras en la constitución de un grupo de enfermeras teóricas que investigaba en la mejora del diseño y estructuración de esta taxonomía; con el objetivo de llegar a una norma universal. En España se hace alusión al término diagnóstico enfermero, por primera vez, en la década de los ochenta, en un artículo publicado en la revista Nursing (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).

Existen múltiples definiciones del concepto diagnóstico, de autores como Komarita, 1963; Gebbie y Lavin, 1975; Mundinger y Jaron, 1975; la American Nurses Association, 1976; Shoemaker, 1985; Alfaro, 1992. Una de las más recientes, que recoge las ideas más relevantes de las anteriores y se adapta a la realidad actual de la enfermería es la presentada por Benavent, Camaño y Cuesta (1999, pp. 47): “síntesis de la valoración del grado de salud (posesión, falta de o posible pérdida) que describe una respuesta de la persona, familia y comunidad sobre la que enfermería puede actuar con la finalidad de mantenerla o potenciarla cuando la salud es óptima y tratarla o reducirla cuando se encuentra deteriorada o en riesgo de deteriorarse”.

Los seres humanos son complejos y el foco de la enfermería está en la respuesta de la persona frente a problemas de salud, situaciones de riesgo, o de promoción de salud; siendo todos iguales en importancia. Estas respuestas son únicas e individuales. La persona se considera como un ser humano integral, en su contexto particular (fisiológicos, genéticos, sociales, culturales, psicológicos, emocionales, etc.), lo que hace que ante una misma circunstancia la persona pueda responder de formas muy diferentes. Por ello, el fundamento de los diagnósticos enfermeros es el razonamiento clínico y el pensamiento crítico. Dicho de otro modo, hablar de un diagnóstico enfermero es hablar de un “juicio clínico en relación con una respuesta humana a una afección de salud, proceso vital o vulnerabilidad para esa respuesta, de una persona, familia, grupo o comunidad” (Herdman y Kamitsuru, 2019). Conocida la definición es posible afirmar el dinamismo y la complejidad de esta etapa, la cual requiere destreza, conocimientos y experiencia clínica.

4.1. Características del diagnóstico enfermero

Para garantizar que la atención sanitaria se aproxime a la excelencia y evitar el intrusismo profesional, es interesante clarificar que, aunque los diagnósticos enfermeros y médicos surgen de la aplicación del método científico presentan sus diferencias. El diagnóstico enfermero hace referencia a la percepción de la persona sobre su situación de salud y describe una respuesta humana ante cualquier acontecimiento/ circunstancia. Se puede aplicar en cualquier situación (salud o enfermedad), y a una persona, familia, grupo o comunidad. Además, el diagnóstico enfermero puede variar de forma infinita, en función de los cambios producidos en la persona durante el transcurso de una situación concreta. En relación con su enunciado, el diagnóstico enfermero se estructura mediante una clasificación en proceso de desarrollo y validación constante en el campo internacional (Taxonomía NANDA-I) y es clave como guía de la práctica enfermera.

Con el fin de comprenderlo mejor se puede decir que dos personas con el mismo diagnóstico médico pueden presentar diagnósticos enfermeros distintos, condicionados por la etapa del ciclo vital en qué se encuentren; su contexto físico, social y familiar; el nivel de comunicación con la persona; su patrón de valores, principios y creencias en relación con su salud. Por ejemplo:

  • M.J.L ha sido diagnosticada de la enfermedad de Crohn hace tres meses y se siente deprimida y apática porque cree que esto le va a limitar mucho su vida social. Además, ha roto con su pareja porque estaban planteándose tener hijos y piensa que no va a poder.
  • V.P.M ha sido diagnosticada de la enfermedad de Crohn hace cuatro meses y medio. Ha aceptado la situación, y realiza una vida social sin cambios; sin interrumpir ninguna de sus actividades y rutinas laborales y de ocio. Además, se está planteando tener hijos como madre sola por elección.

A través del ejemplo se observa que siendo la entidad nosológica la misma, la respuesta de M.J.L refleja una alteración en el afrontamiento a la situación, mientras que V.P.M manifiesta una adaptación y control de su enfermedad, además de ser resiliente.

4.2. Ventajas del diagnóstico de enfermería

El uso del diagnóstico enfermero presenta las siguientes ventajas (Benavent, Camaño, Cuesta, 1999; Luis Rodrigo, 2013).

  • El diagnóstico enfermero es el eje vertebrador del proceso de cuidar, a partir del cual se formulan los resultados esperados y las intervenciones/actividades, es decir, el plan de cuidados individualizado de enfermería.
  • Fomenta el desarrollo disciplinar, mediante la investigación, a través del uso de un lenguaje estandarizado. Los diagnósticos enfermeros permiten identificar, definir y comunicar el elemento ontológico y epistemológico de la enfermería: el cuidado. Este desarrollo teórico no solo tiene una finalidad generadora, sino que además ayuda en la identificación de vacíos de conocimiento.
  • Fomenta el desarrollo profesional, puesto que ayuda a clarificar cuál es la aportación de la enfermería y a especificar las funciones y roles específicos en la práctica asistencial, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo.
  • Favorece la comunicación eficaz. El uso de un lenguaje común agiliza y facilita en gran medida la comunicación interprofesional; no solo en el mismo nivel de atención, sino también entre distintos, por ejemplo, entre atención hospitalaria y primaria.
  • Transmite un mayor interés por la persona, ya que el diagnóstico proviene de una valoración previa en la que se ha entrado en contacto con la persona mediante un proceso de comunicación terapéutica.

4.3. Problema interdependiente

Diferentes autores señalan la importancia de distinguir entre lo que llaman problemas interdependientes (PI) o de colaboración y diagnósticos enfermeros, con la finalidad de poder abordarlos adecuadamente y brindar una atención de calidad. Se podría decir que los PI hacen referencia a aquellas situaciones en que enfermería interviene colaborando mediante actividades y elementos cognitivos (saber y saber hacer) con otros profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, médicos), bien ante situaciones reales o de riesgo (Luis Rodrigo, 2013):

  • Ante una situación real, enfermería colabora en la aplicación del tratamiento prescrito; además de realizar una valoración continua para la detección de cualquier cambio o aparición de una nueva manifestación.
  • Ante una situación de riesgo o potencial complicación, enfermería actúa con una valoración continua y exhaustiva para su detección y prevención.

Otros autores como Cuesta, Camaño y Guirao (2001) recuerdan la clasificación de Claire Campbell, de 1987, quién distingue entre problemas predominantes, como aquellos que son abordados de forma independiente por una profesión y los duales que son resueltos de manera habitual por más de una profesión. Estos últimos equivaldrían a los problemas interdependientes. No obstante, parece que no se llega a una posición única y, en la actualidad, se utiliza numerosa terminología.

Según la literatura publicada en los últimos años, y atendiendo a los criterios de los investigadores, los términos de dependencia, interdependiente, subordinación, colaboración, dual quedan obsoletos al nivel de desarrollo actual de la disciplina enfermera, escogiendo como opción el “problema conjunto”, en términos de relación profesional. En cualquier caso, apoyando la opinión de Alfaro (2003); enfermería debe diferenciar los diagnósticos enfermería de los PI/duales/conjuntos/colaborativos o cuál sea su denominación. Esto es un requisito indispensable para poder tratar la situación de forma adecuada mediante actividades independientes y autónomas de enfermería o mediante el trabajo conjunto con otros profesionales. De esta manera se dará respuesta a la complejidad del proceso de cuidar, considerando a la persona desde una perspectiva holística e integral. Manteniendo la opinión de trabajos anteriores (Camaño, 2014) este ámbito continúa solicitando mayor reflexión teórica, en términos de llegar a un sistema que pueda dirimir y diferencie las situaciones en que la enfermera detecta, juzga, etiqueta y pueda resolver sin la participación de otro profesional sanitario, aquellas situaciones en que aplica un plan terapéutico de otro profesional y en las cuáles asume únicamente la responsabilidad sobre la acción que realiza.

En relación con el registro se refiere que el PI se enuncie de forma diferenciada a los diagnósticos de enfermería, por ejemplo, con la propuesta de Carpenito, quién sugiere añadir al problema mencionado el nexo “secundario a” seguido de la causa. Pero, del mismo modo que en la terminología parece ser que no hay un consenso como ocurre con los diagnósticos enfermeros. Es por ello que se sugiere, sencillamente, que se indique claramente antes de enunciarlo y posteriormente se especifique dónde intervendría cada profesión en el plan de intervenciones establecido.

4.4. Proceso diagnóstico

El proceso diagnóstico comprende esta segunda etapa en la que se emite un juicio sobre la salud de la persona, mediante un pensamiento crítico lógico y razonado. Se inicia con una fase de análisis de los datos, en la que se identifican las pistas significativas, es decir, se comparan los datos con los patrones considerados normales, se agrupan las pistas para generar hipótesis y se identifican lagunas o incongruencias. Esta fase se relaciona con la última de la Valoración (véase Identificación de la respuesta humana). Para ello, se aplica un razonamiento deductivo (análisis de los datos por partes) e inductivo (sintetizar los datos relevantes para establecer inferencias) con los datos identificativos y complementarios del caso.

Tras este análisis de los datos se identifican las respuestas de la persona, mediante la toma de decisiones, con la finalidad de llegar a los diagnósticos enfermeros del casoA continuación, se valora la precisión en el análisis, síntesis e interpretación y se comprueba si el juicio clínico elaborado es correcto. Finalmente, se registra el enunciado diagnóstico como se indica en la sección Taxonomía diagnóstica.

Fuentes de error

Conocer los errores más frecuentes a la hora de diagnosticar, ayudará a su prevención. Iyer (1997), apoyada de Benavent, Camaño y Cuesta, (1999) hace mención de tres fuentes de error diagnóstico comunes:

  • Recogida de datos incorrecta o incompleta por la existencia de barreras lingüísticas como lenguajes diferentes, el uso excesivo de tecnicismos, de argots o de jergas; las preguntas intencionadas que condicionan las respuestas; ocultación de información por motivos diversos (ansiedad, vergüenza, falta de confianza, etc.); o la distracción por carga de trabajo, interrupciones, falta de intimidad, ambiente demasiado ruidoso…
  • Interpretación incorrecta de los datos por una precipitación a la hora de analizarlos, por considerar el trabajo una rutina o por prejuicios personales y falta de percepción de valores culturales.
  • Inexperiencia o conocimientos clínicos deficientes.

Para evitar estos errores, Phaneuf (1999) propone:

  • Desarrollo de habilidades intrínsecas de percepción, tanto intelectuales como observacionales: apertura a la experiencia del otro (flexibilidad y adaptación), memoria, experiencia en el ámbito enfermero y en el diagnóstico, concepción del rol autónomo versus el colaborativo.
  • Desarrollo de habilidades relacionales, en términos de escucha activa y fomento del vínculo de confianza.
  • Del mismo modo, constata la necesidad de reconocer la complejidad de la situación, por ser singular y única de cada persona, valorar el tiempo disponible y las exigencias del ámbito de cuidados.
  • Desarrollo de las habilidades técnicas incorporadas por la NANDA-I.

4.5. Taxonomía diagnóstica

La North American Nursing Diagnosis Association (NANDA) fue creada en 1982 emergente de la National Conference Group for the Classification of Nursing Diagnostics, presidida desde sus inicios, en 1973 por Marjory Gordon. Su objetivo era presentar una herramienta que permitiese trabajar con los diagnósticos de enfermería. Para ello, crearon la taxonomía NANDA como una categorización de los diagnósticos enfermeros que proporciona una estructura con un lenguaje estandarizado con el que comunicarse, tanto entre los profesionales de enfermería como con otras disciplinas, diferenciando cuál es la singularidad de la profesión de los cuidados.

En 1987 se publicó la Taxonomía I, en la que los diagnósticos se clasificaron en función de los nueve Patrones Funcionales de Salud de Gordon (PFS). En 2002 se publicó la Taxonomía II, con un nombre creciente de diagnósticos y una nueva estructuración basada en 13 dominios, proponiendo la estructura de los PFS como marco para la valoración. En ese mismo año, NANDA cambió su nombre a una marca registrada: NANDA-Internacional Inc (NANDA-I), continuando con el desarrollo, perfeccionamiento y formación. Prueba de su eficacia es la traducción de los diagnósticos enfermeros NANDA-I a 20 idiomas, permitiendo así una mejora en términos de investigación sobre fenómenos de interés relacionados con el cuidado y, por ende, con la ciencia enfermera. Actualmente, se está trabajando en nuevas propuestas, en proceso de investigación, hacia la Taxonomía III, desarrollada por la Dra. Gunn von Krogh. Del mismo modo, cualquier enfermera puede proponer y crear nuevos diagnósticos los cuáles son sometidos a un examen sistemático para su aprobación al Comité de Desarrollo Diagnóstico, DDC (Herdman, Kamitsuru, 2015; 2019).

En 1996, en España, se crea la Asociación Española de Nomenclatura, Taxonomía y Diagnósticos de Enfermería (AENTDE), con la finalidad de agrupar a quiénes apoyen la formación y uso de la Taxonomía NANDA-I. Entre sus objetivos están los relacionados con el desarrollo de una terminología enfermera, el fomento del conocimiento y el uso de los diagnósticos, intervenciones y resultados de enfermería (Taxonomías NANDA-I, NOC, NIC) y colaborar con organizaciones nacionales e internacionales promoviendo la investigación.

Actualmente, la NANDA-I ha publicado su undécima edición, con la Taxonomía II, estructurada en 13 dominios como nivel más abstracto de clasificación, que se dividen a su vez en 47 clases, dentro de las cuáles se distribuyen los 244 diagnósticos enfermeros aprobados en la última edición publicada. Con una definición clara de cada una de las categorías (Herdman y Kamitsuru, 2019). En la Tabla 1.1. se describe un ejemplo de la estructura de la Taxonomía II.

4.5.1. Ejes de la taxonomía II de NANDA-I

Los diagnósticos NANDA-I son construidos por medio de un sistema multiaxial, compuesto por siete ejes. Un eje es una dimensión de la respuesta humana que es considerado en el proceso diagnóstico. Estos ejes se combinan de forma distinta para formular un diagnóstico de enfermería (Herdman y Kamitsuru, 2019). En la Tabla 1.2. se identifican los siete ejes con sus definiciones y dos ejemplos de diagnóstico.

Los ejes pueden estar explícitos e implícitos en la etiqueta de los diagnósticos enfermeros, como se ve en el ejemplo de la Tabla 1.2. En algunos casos puede que el mismo foco del diagnóstico (Eje 1) contenga el juicio (Eje 3), como en el caso del diagnóstico 00214 Disconfort, puesto que el juicio no está separado explícitamente del foco. El Comité de Desarrollo Diagnóstico, indica que el Eje 1 y el Eje 3 son componentes esenciales de cualquier diagnóstico.

Tabla 1.1. Definición y ejemplo de la estructura de la Taxonomía II. NANDA-I

Definición niveles estructurales Taxonomía II NANDA-I
DominioEsfera del conocimiento, influencia o investigación.
ClaseGrupo, serie o tipo de elementos que comparten atributos comunes.
DiagnósticoJuicio clínico sobre la respuesta humana.
Ejemplo niveles estructurales Taxonomía II NANDA-I
DominioDominio 5. Percepción y cognición. Sistema de procesamiento de la información humana que incluye la atención, orientación, sensación, percepción, cognición y comunicación.
ClaseClase 5. Comunicación. Enviar y recibir información verbal y no verbal.
Diagnóstico00051 Deterioro comunicación verbal.
00157 Disposición para mejorar la comunicación.

Tabla 1.2. Sistema multiaxial de los diagnósticos enfermeros de la NANDA-I con ejemplos

EJES EN LA ETIQUETA DIAGNÓSTICODEFINICIÓNEjemplo
00052 Deterioro de la interacción social
Ejemplo
00073 Afrontamiento familiar incapacitante
Necesarios para la construcción de cualquier diagnósticoEje 1Núcleo, foco, concepto, raíz.Interacción socialAfrontamiento
Eje 2Sujeto: individuo, familia, grupo, cuidador, comunidad.Persona (implícito)…familiar…
Eje 3Juicio: descriptor/modificador que especifica o limita el significado del Eje 1.Deterioro de……incapacitante
Si se requiere especificar valores concretos y conseguir mayor claridadEje 4Localización: partes o regiones del cuerpo y/o funciones relacionadas.No especificadoUrinaria
Eje 5Edad (feto, neonato, lactante, niño, adolescente, adulto, anciano).No especificadoNo especificado
Eje 6Tiempo: agudo/crónico, continuo/intermitente.No especificadoNo especificado
Eje 7Estado/categorización del diagnóstico como existencia o potencialidad del problema/ oportunidad de promoción/síndrome.Focalizado en el problema (implícito)Focalizado en el problema (implícito)

4.5.2. Elementos de los diagnósticos enfermeros

Cada descripción detallada de un diagnóstico enfermero recibe el nombre de categoría diagnóstica. Dentro de cada categoría diagnóstica se incluyen los siguientes componentes (Herdman y Kamitsuru, 2019):

  • Título de la etiqueta diagnóstica (P): nombra la respuesta humana. Refleja, como mínimo el foco del diagnóstico (Eje 1) y el juicio (Eje 3). Es un término o frase concisa que representa un patrón o pistas relacionadas.
  • Código diagnóstico es un entero de 32 bits o cinco dígitos numéricos que se asigna a un diagnóstico enfermero y que permite su uso internacional. Cumple las recomendaciones de la National Library of Medicine (NLM) en relación con los códigos para la terminología del cuidado en salud.
  • Definición: descripción clara y precisa que delinea el significado de la etiqueta y ayuda a diferenciarlo de otros diagnósticos semejantes.

Indicadores diagnósticos son los elementos diferenciadores con un papel clarificador a la hora de discriminar entre diagnósticos. Estos son:

  • Características definitorias (S): evidencias o inferencias observables, agrupadas como manifestaciones de diagnóstico, como por ejemplo los signos (objetivo) y síntomas (subjetivo). Todos los tipos de diagnóstico poseen S excepto los de riesgo/potenciales. Implican todas aquellas cosas que la enfermera puede ver, oír, tocar u oler.
  • Factores relacionados (E): etiologías, hechos, circunstancias o influencias que se describen como antecedentes asociados, relacionados contribuyentes o conducentes al diagnóstico. Los diagnósticos focalizados en el problema y los síndromes poseen factores relacionados. Los diagnósticos de promoción de la salud pueden presentar esos factores, pero solo si contribuyen a clarificar el diagnóstico.
  • Factores de riesgo (E): son aquellos factores ambientales, fisiológicos, psicológicos, genéticos, elementos químicos o cualquier otro que aumente la vulnerabilidad de una persona a sufrir un evento no saludable. Solo los diagnósticos de riesgo tienen factores de riesgo.
  • Problemas asociadosdiagnósticos médicos, heridas, procedimientos, dispositivos médicos, agentes farmacológicos, o cualquier otro elemento que aporte información útil y apoye a la precisión del diagnóstico. Estos indicadores no son susceptibles de la intervención independiente de enfermería (nuevo de la 11º edición).
  • Poblaciones de riesgo: grupos de personas que comparten una característica que hace que sean susceptibles a una respuesta humana particular (demografía, historia de salud/familiar, etapas de crecimiento/desarrollo, exposición a eventos o experiencias y que no son modificables de forma independiente por la acción enfermera (nuevo de la 11º edición).

A modo de aclaración, un diagnóstico de enfermería no tiene por qué contener todos los indicadores descritos. En función del tipo de respuesta humana que se elabore se presenciarán unos u otros, siendo fundamental su valoración para la precisión diagnóstica. En la última edición se han incorporado los dos indicadores últimos con la finalidad de aumentar la estandarización de los términos empleados en los indicadores diagnósticos (Herdman y Kamitsuru, 2019).

4.5.3. Tipos de diagnósticos enfermeros y la función enfermera

Considerando que los diagnósticos enfermeros mencionan cualquier respuesta humana de la persona frente a cualquier situación, la Taxonomía II NANDA-I diferencia cuatro tipos de diagnósticos (Herdman y Kamitsuru, 2019).

  • El diagnóstico focalizado en el problema3 es un juicio clínico en relación con una respuesta humana alterada, no deseada, de la persona ante una afección de salud/proceso vital. La enfermera valora una etiología (E) y unos signos y síntomas (S) que denotan la presencia del problema. La función enfermera supondrá la elaboración de un plan de cuidados para que desaparezca la situación que enuncia la etiqueta.
  • El diagnóstico de riesgo o potencial es un juicio clínico en relación con la susceptibilidad de una persona. Describe una situación de riesgo que puede llegar a desencadenar la aparición de una respuesta humana no deseada. La persona presenta comportamientos y hábitos de riesgo (E) que la hacen vulnerable. No contiene características definitorias (S), ni factores relacionados, ya que la respuesta no se ha producido. Enfermería actuará sobre los factores de riesgo para evitar que aparezca el problema.
  • El diagnóstico de promoción de la salud es un juicio clínico en relación con la motivación y el deseo de aumentar el bienestar y actualizar su potencial de salud. Estas respuestas se expresan por la disposición para mejorar comportamientos específicos de salud y es aplicable a cualquier estado de salud. En la última edición remarcan que aquellas personas que son incapaces de expresar su propia disposición para mejorar los comportamientos de salud, enfermería puede determinar si existe la posibilidad para la promoción de la salud y actuar en su nombre. Enfermería actuará fomentando la conducta de salud.
  • El diagnóstico de síndrome es un juicio clínico en relación con un conjunto de diagnósticos de enfermería que aparecen de manera conjunta, y que la mejor forma para ser tratado es conjuntamente, a través de intervenciones similares. Enfermería actuará sobre los diagnósticos que estén desencadenando esta compleja situación.
  • Además, de los enumerados, la enfermera también puede sospechar de alguna etiqueta diagnóstica tras la valoración. A través de su experiencia e intuición, enfermería puede llegar a pensar en una posible etiqueta diagnóstica, aunque no disponga de suficientes características definitorias (S) que le hagan concluir que es un diagnóstico real. Estos son los diagnósticos posibles, dudosos o de sospecha. Ante estas respuestas enfermería planteará objetivos y actividades dirigidas a la confirmación o no de la etiqueta sospechada.

4.5.4. Registro de los diagnósticos enfermeros

NANDA-I apoya la propuesta de Marjory Gordon (1982) con relación al registro de los diagnósticos mediante un formato estructurado, llamado PES. Su propósito es fomentar el registro unificado y completo de los diagnósticos. Esta fórmula hace referencia a las iniciales de las tres partes que puede contener un enunciado diagnóstico (como se ha visto en el apartado anterior) y se enlazan con los conectores “relacionado con” (r/c) y “manifestado por” (m/p) como se indica a continuación.

  • “P” hace referencia al enunciado de la etiqueta diagnóstica, ya sea un problema de salud/proceso vital, una situación de riesgo o una conducta de promoción de la salud.
  • “E” hace mención de los factores relacionados o factores de riesgo.
  • “S” son las características definitorias.
  • Los indicadores de poblaciones de riesgo y problemas asociados no se enuncian en el registro.

Cada uno de los diferentes tipos de diagnóstico tiene una forma de ser registrado (Herdman y Kamitsuru, 2019):

  • El diagnóstico focalizado en el problema presenta una etiqueta diagnóstica (P) “relacionada con” (r/c) una/s etiología/s o factores relacionados (E) “manifestada por” (m/p) unas características definitorias (S).
  • El diagnóstico de riesgo o potencial se registra con la etiqueta de riesgo (P) “manifestado por” (m/p) los factores de riesgo (E). Dado que la expresión “relacionado con” sugiere una etiología, NANDA-I ha decidido recomendar prescindir de ella.
  • El diagnóstico de promoción de la salud se registra con la etiqueta diagnóstica (P) “manifestada por” (m/p) la/s característica/s definitoria/s como fomento de esa buena conducta de salud.
  • El diagnóstico de síndrome se enuncia solo con la etiqueta diagnóstica (P).
  • Los diagnósticos posibles, dudosos o de sospecha pueden registrarse de dos formas: o bien indicando la coletilla “posible” seguido de la etiqueta diagnóstica (P) “relacionada con” las manifestaciones sospechosas (S) (Cuesta, Camaño, Guirao, 2001); o bien indicando primero las manifestaciones (S) y uniéndolas a la etiqueta (P) por el nexo “compatible con” (Alfaro, 2003).

En la Tabla 1.3. se describen algunos ejemplos a modo clarificador. Adicionalmente, conviene recordar que los problemas conjuntos/duales/interdependientes no se pueden enunciar siguiendo ninguna de las fórmulas descritas, las cuáles son única y exclusivamente para los diagnósticos enfermeros. Los problemas conjuntos emplearán terminología de la disciplina que les competa.

Tabla 1.3. Ejemplos de registro de diagnóstico enfermero en función del tipo de diagnóstico

Diagnóstico…Registro PESEjemplo
… focalizado en el problemaP r/c E m/p S00270 Dinámica de comidas ineficaz del niño r/c horas de comida estresantes m/p picoteo frecuente.
… de riesgoP m/p F. Riesgo00260 Riesgo de transición migratoria complicada m/p barreras culturales en el país receptor.
… de promoción de la saludP m/p S00262 Disposición para mejorar la alfabetización en salud m/p expresión de deseo de mejorar la habilidad para leer y escribir.
… de síndromeP00264 Síndrome de abstinencia neonatal.
… posiblePosible P r/c SPosible estreñimiento subjetivo (00012) r/c expectativas de eliminación intestinal diaria.
E/S c/c PExpectativas de eliminación intestinal diaria c/c 00012 estreñimiento subjetivo.

Consejos en la redacción del enunciado diagnóstico

Como criterios a la hora de redactar un enunciado diagnóstico se recuerda la importancia de respetar la etiqueta diagnóstica, sin modificaciones, ni tampoco hacer referencias a necesidades. Además, se aconseja emplear los nexos de unión indicados (“relacionado con”, “manifestado por”) y no otros (“debido a” o “causado por”); y evitar alterar el orden del formato en el registro PES. Siempre se debe asegurar que no se está reformulando un diagnóstico médico, sino que se enuncian respuestas humanas dentro del campo de actuación enfermera. También se recomienda usar expresiones adecuadas desde el punto de vista legal; no emitir juicios de valor, ni hacer declaraciones de opiniones en ningún caso. Tampoco hay que olvidar que cada enunciado diagnóstico recoge una sola respuesta humana (Benavent, Camaño, Cuesta, 1999; Berman, et al., 2008).

Del mismo modo, Berman, et al., (2008) muestran variabilidades en la redacción que son aceptadas. Por ejemplo, escribir etiología desconocida, cuando no se conozcan los factores relacionados; utilizar factores complejos cuando se presente un número elevado de factores relacionados; emplear la palabra posible antes de E cuando enfermería necesite más datos para afirmar la causa; añadir una segunda parte a la etiqueta para ser más precisos, si procede y siempre entre paréntesis (Ejemplo: 00148 Temor (a la evolución tras la intervención).

Finalmente, hay que aclarar que en ningún caso los diagnósticos enfermeros deben considerarse como un fin en sí mismos sino como un instrumento que aglutina conocimiento y un poderoso acicate para el desarrollo profesional y disciplinar (Luis Rodrigo, 2013).

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