La evaluación es parte integral, continua y formal de todo el PAE. Enfermería evalúa en la valoración, en la etapa de diagnóstico, cuando prioriza y establece resultados y actividades en la planificación y, como no, en la ejecución, comprobando que todo lo que se va a realizar es válido. Por lo que una vez más se corrobora esa fragmentación teórica del PAE por etapas (Benavent, Camaño, Cuesta, 1999; Herdman y Kamitsuru, 2015).
Si se especifica como una etapa teórica del PAE, en la Evaluación se determina el progreso de la persona hacia la consecución de los resultados y la eficacia del plan de cuidados de enfermería (Berman, et al., 2008). Dicho de otro modo, en la Evaluación se verifica si los resultados planificados/deseados (indicadores) se han conseguido o no en el tiempo establecido a través de las intervenciones del plan. Consiste en formular un juicio e identificar los aspectos que deben ser revisados y/o ajustados, proporcionando nuevas propuestas, si procede. En función de la evaluación se pondrá en evidencia la efectividad y calidad de los cuidados prestados (Phaneuf, 1999). De algún modo la enfermera acepta aquí la responsabilidad que deriva de sus acciones (Alfaro, 2003).
La literatura hace alusión a tres fases dentro de la Evaluación: recogida y comparación de los datos con los resultados propuestos, establecimiento de un juicio crítico y modificación del plan.
7.1. Recogida de datos y comparación con los resultados
Se lleva a cabo una recogida selectiva de los datos que identifican las modificaciones sucedidas en la persona, para confirmar si los resultados se han logrado o no. Estos datos pueden ser recogidos mediante los diferentes métodos citados en la fase de Valoración y se registrarán de forma clara y concisa. Con dicha información se procederá a un análisis comparativo sobre la situación actual de la persona con relación a lo planificado, lo realizado y lo conseguido con el plan de asistencia.
7.2. Juicio/conclusión
Se emite un juicio de la situación actual comparándolo con los resultados propuestos. Para explicar el juicio se utiliza el algoritmo establecido por Iyer (1997), basado en el razonamiento crítico, el cual se inicia con la siguiente cuestión: ¿Se ha conseguido el resultado? La respuesta divide el algoritmo en dos grandes ramas, afirmativa o negativa, y se reflexiona sobre la respuesta siguiendo las indicaciones siguientes:
En la Figura 1.1. se representa de forma gráfica, el algoritmo de esta fase de juicio/conclusión:
Figura 1.1. Algoritmo de decisión, etapa Evaluación, fase Juicio.
Otros autores como Berman, et al. (2018) proponen realizar una revisión por etapas de todo el PAE, viendo donde puede estar el posible error que haya impedido la consecución del resultado esperado (indicador).
7.3. Revisión y modificación del plan
En esta fase, tras el juicio establecido, se podrán suprimir diagnósticos y reformular nuevos; volver a priorizar, con nuevos resultados e intervenciones; modificar el tiempo de los resultados, o mantenerse en la fase de ejecución. Ante una evaluación negativa de cualquier respuesta que se encuentre en el algoritmo, enfermería debe analizar las posibles causas relacionadas con las personas implicadas en el proceso: personal de enfermería, receptor del cuidado, personas significativas y miembros del equipo asistencial.
A modo orientativo se exponen algunas causas frecuentes que requieren revisión en algunas de las etapas del PAE (Benavent, Camaño, Cuesta, 1999):
Toda esta información justifica que ante una evaluación negativa no solo es importante retomar el proceso en el momento que corresponda, sino también localizar la causa que pueda estar provocando esa interrupción y darle una solución.
7.3.1. Evaluación de la calidad del proceso de cuidados
Esta evaluación hace referencia a la calidad global de la asistencia como parte esencial de responsabilidad de enfermería (Phaneuf, 1999). Tiene como finalidad favorecer la atención eficaz, identificar cuidados de baja calidad y tomar medidas para subsanarlos, obtener información de los recursos necesarios, informar a los profesionales de la calidad de los cuidados que se prestan y determinar áreas de interés para el desarrollo de planes de formación continuada y posgrado (Benavent, Ferrer, Francisco del Rey, 2010).
Para conseguir estos objetivos Kozier (2005) y Berman, et al. (2008) proponen evaluar tres aspectos.
Siguiendo estas indicaciones se desarrollarán criterios de evaluación válidos y fiables en materias de administración de los servicios de enfermería.